(…) ¿han detenido ya a ese asesino? Lucas y yo nos miramos, no sabemos nada, esta tarde pasaremos por comisaría le prometo, Luis hace un gesto con la mano y se levanta de la mesa para ir a la capilla, yo espero a que limpien la mesa para releer desde la página 355 de mis notas, Lucas me deja solo, sabe que necesito estarlo para trabajar, Lucas deambulará por el hospital de la capilla a la cafetería y de la cafetería a la capilla, yo comienzo a leer (…) El ambiente es irrespirable, conciliábulos anarquistas por todas partes, insultos a los supervisores, apedreamiento del capataz, esto va a estallar y no seré yo quien se manifieste de forma violenta, una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa, no sólo en los trabajos del parque los obreros están iracundos, lo mismo sucede en todas las fábricas, lo mejor sería desaparecer, ocultarnos en casa de Pethra, pasar los días jugando al ajedrez tampoco estaría mal, ¡y la situación estalla! (…). Como en un juego de cajas chinas literarias, esta novela captura meticulosamente la esencia del protagonista escritor, mientras el protagonista escritor captura la esencia de sus personajes a medida que los va creando. En la dinámica narrativa, Marcos Hernández Gutiérrez convierte los escenarios mismos en personajes, ya que el relato dentro del relato explora la identidad de cada lugar con las luchas sociales que se libran fuera y dentro de las conciencias. Tenemos entre las manos una historia escrita con una prosa cruda y sin censura, con un estilo directo en el que se entrelazan descripciones urbanas y rurales, se plasman emociones y escenas realísticas en las que a menudo aparece el humor negro. Si bien la técnica del fluir de la conciencia y el punto de vista subjetivo caracterizan su estilo, nunca se cae en la monotonía debido al enorme interés que la historia despierta en el lector para llegar al corazón de este círculo mágico.
Marcos Hernández Gutiérrez nace un 27 de octubre de 1971 en la ciudad de Zaragoza (comunidad autónoma de Aragón). Completa sus estudios de Educación General Básica (EGB) en Daroca, ciudad en el valle del río Jiloca, que custodia un impresionante patrimonio cultural dentro de sus murallas medievales. Posteriormente se recibe de bachiller en el Bachillerato Unificado Polivalente (BUP) de Cariñena, capital de la comarca Campo de Cariñera, famosa por ser por ser una de las regiones vinícolas más antiguas e históricas de España. Hernández Gutiérrez inicia su idilio con la literatura a partir de sus 25 años, cuando vuelve a las lecturas que habían despertado su curiosidad en la escuela. Se convierte en lector-escritor autodidacta sumergiéndose en las obras de los dos gigantes de la literatura Moderna: James Joyce y William Faulkner.
Enriquece su formación con la lectura de la poesía del estadounidense Charles Bukowski. Se ha ejercitado en la lectura y la escritura del castellano antiguo, el estadio previo de lo que hoy conocemos como español moderno, y maneja hábilmente las variantes léxicas y gramaticales que lo caracterizaban.
Marcos Hernández Gutiérrez ha dicho en varias ocasiones que todo se lo debe a sus padre y que… su corazón está en la Selección de fútbol francesa. En su personalidad van de la mano el disfrute de la vida y la seriedad intelectual, elementos que indiscutiblemente se reflejan en sus obras.
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